martes, 20 de agosto de 2013

¡Ciencia vs Filosofía! Grupo #4

Buscando información acerca de la ciencia y la filosofía para hacer un post acerca de estos temas me encontré con este maravilloso artículo de Martín Bonfil Olivera, un químico, farmacobiólogo y divulgador científico de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El tema central de este artículo es la guerra entre filósofos y científicos actuales y sus controversiales opiniones públicas acerca de sus posiciones, además de la opinión personal del autor, la cual respeto. Disfrútenlo.




Cada cierto tiempo se desatan pequeñas guerras entre la ciencia y la filosofía. Los representantes de estos dos importantes campos de conocimiento sobre el mundo, se enzarzan en curiosas batallas verbales. 

A veces son los científicos los que comienzan, al hacer escandalosas afirmaciones públicas. Por ejemplo, cuando el famoso físico Stephen Hawking, junto con Leonard Mlodinow, afirmó al principio de en su libro El gran diseño (Crítica, 2010) que “la filosofía ha muerto”, porque “no se ha mantenido al paso de los desarrollos de la ciencia moderna, especialmente la física”, por lo que “los científicos se han convertido en los modernos portadores de la antorcha del conocimiento”. 

Por supuesto, los filósofos también atacan, declarando que la ciencia es sólo un “constructo sociocultural”, sin mayor validez que cualquier método adivinatorio. Y cuestionan sus pretensiones de validez, objetividad y de revelar verdades sobre la naturaleza. 

Recientemente el diario inglés The Guardian publicó un debate entre el filósofo Julian Baggini y el físico teórico Lawrence Krauss, donde éste último afirmaba que las preguntas sobre el “por qué” de las cosas, que la filosofía hace, no tienen realmente sentido. Y sostenía que en realidad son preguntas sobre el “cómo”, que deben ser respondidas utilizando el método científico, que se basa en el razonamiento lógico y la evidencia observable. Y predecía que todas las preguntas filosóficas de “por qué” pasarán a ser, con el tiempo, preguntas de “cómo”, que podrán ser respondidas por la ciencia. A su vez, Baggini se preguntaba si Krauss no estaba cayendo en el vicio del cientificismo: la convicción de que la ciencia es la única fuente legítima de conocimiento, descalificando cualquier otra forma de conocer el mundo que nos rodea. O, en palabras del historiador y filósofo John Wilkins, que “toda legitimidad conceptual debe derivar de la ciencia”. 

El debate se ha extendido a la blogósfera, donde el bioquímico Larry Moran discute, en su blog Sandwalk, con el filósofo Massimo Pigliucci –autor del blog Rationally speaking– la legitimidad de la ciencia y cuestiona la acusación y el concepto mismo de cientificismo, argumentando que se trata de una simple etiqueta denigrante. Moran ataca también la noción de naturalismo metodológico, defendida por Pigliucci: la idea de que la ciencia se limita, necesariamente, a estudiar sólo el mundo natural, dejando fuera de su ámbito lo sobrenatural (si es que esto último existiera). Se trata, dice, de un truco sucio para limitar a la ciencia y evitar que cuestione a la religión… y la filosofía. (Y a continuación procede a atacar, afirmando que cualquier conocimiento que no sea científico –incluyendo la filosofía– no es conocimiento real, sino sólo palabrería hueca, “un castillo de naipes” que “no nos dice nada”.) 

Wilkins, por su parte, le responde a Moran, en su blog Evolving Thoughts, que el cientificismo es en realidad la encarnación moderna del positivismo, aquel viejo y desacreditado intento por fundar la ciencia sobre bases absolutas e indiscutibles, y explica que el naturalismo metodológico no es una limitación de la ciencia, sino su esencia misma: no se puede estudiar científicamente algo que no sea observable y no presente regularidades. (Lo cual no impide, añade, que aborde aquellos aspectos relacionados con fenómenos supuestamente sobrenaturales que se puedan prestar a ser analizados científicamente, como por ejemplo hacer estudios para ver si la oración de terceros puede tener algún efecto curativo en los enfermos.) 

La discusión, por supuesto, es absurda. Ambos bandos están a favor del estudio racional del mundo. Pero caen en malentendidos, como cuando Moran confunde la crítica al cientificismo con una defensa de la seudociencia o incluso de la anti-ciencia (la idea de que el desarrollo científico-técnico es intrínsecamente nocivo). Y al sentirse atacados, caen en el peligroso juego de competir a ver quién es mejor. 

No hay duda: hasta las mentes más cultivadas pueden caer en debates absurdos. Pero incluso entonces, escucharlas suele ser muy interesante.

8 comentarios:

  1. El lider de este grupo es Guillermo? Jajajaj sabia que este post venia. Excelente trabajo!

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  2. Wow, me sorprende este post cuando justamente he publicado uno con el mismo tema, espero que de algún modo puedan tener algún soporte uno del otro.

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  3. Muy interesante este post creo quien redacto este articulo da un punto de vista neutral, es decir, no se inclina o defiende un conocimiento en especifico, sino mas bien que trata de mostrarnos la realidad sobre las opiniones tanto de científicos como de filósofos, donde a pesar de ser personas cultas y poseedores de grandes conocimientos caen en debates sin sentido cuando ven amenazado su área de conocimiento y desarrollo.

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  4. Jajaja Los dos articulos que publicaron son del mismo tema, que interesante! (13-0588)

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